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Revisión sobre el estudo de la agresión publicada en revista internacional

Los modelos experimentales emulan las condiciones de diversos comportamientos socialmente relevantes, lo que permite un mejor control al probar tratamientos y comprender las causas del comportamiento. Existen modelos para diferentes comportamientos, incluido el comportamiento agresivo. Para investigar qué puede aumentar y disminuir este comportamiento, es éticamente necesario que la respuesta agresiva no sea violenta. Imaginemos, por ejemplo, probar los efectos secundarios de un nuevo fármaco que puede aumentar la agresión y, para ello, permitir que dos personas se ataquen físicamente en el laboratorio. No sería responsable por parte de los investigadores.

Por ello se han creado modelos que evalúan conductas que se producen para dañar a otra persona, considerándolas conductas agresivas. Uno de esos modelos es el paradigma de agresión por resta de puntos (PSAP). En este procedimiento, la respuesta agresiva del participante consiste en quitarle puntos a otra persona sin ganar nada por ello, es decir, la persona actúa sólo para hacer perder puntos a otra persona (muchas veces, estos puntos se canjean por dinero al final de las encuestas).

Dado que es fundamental analizar en profundidad las variables del procedimiento para interpretar sus resultados, se realizó una revisión de todas las versiones utilizadas del PSAP y se publicó recientemente en una revista norteamericana: Contingencies for Aggression in the Point Subtraction Aggression Paradigm (Soares, Terhoch, Almeida y Carvalho Neto, 2023). El estudiante de doctorado del PSE y miembro del Laboratorio de Análisis Bioconductual Gabriel Terhoch formó parte de esta revisión, junto con investigadores de la Universidad Federal de Pará. El trabajo se realizó mientras el estudiante completaba su maestría en el programa, investigando la agresión desde una perspectiva analítica conductual.

Los investigadores identificaron que existen seis versiones diferentes del PSAP. Cada uno de ellos establece diferentes procesos de comportamiento y debe utilizarse en diferentes situaciones, según la conclusión de los autores. Un mayor control y conocimiento de los modelos experimentales permitirá un conocimiento más profundo de la conducta agresiva y una mayor posibilidad de reducirla cuando sea socialmente deseada.

El artículo puede verse completo en el siguiente DOI: 10.1007/s40732-023-00562-0